sábado, 8 de octubre de 2011

Rastrear y movilizar consciencia social

Queridísima Inés:

Con tu invitación a que pueda participar directamente en Mitakuye Oyasin me concedes un gran honor y creas en mí un sentimiento de responsabilidad para poder mantener su nivel de belleza, calidad y no interferir con tu estilo. Acepto tu invitación con esta reflexión.

Rastrear y movilizar consciencia social

Indignados Plaza Cataluña, Barcelona
Tantos acontecimientos has sucedido es estos últimos tiempos y tan convulsivos han sido que, el mundo en el que ahora transitamos es bien diferente del que, hace un par de años, dejamos atrás.
Mirarlo en perspectiva da vértigo. Los aconteceres se suceden a una velocidad vertiginosa, quedando tod@s con un estupor pasmante.

Un mundo de quejas, de “Ayes”, un dolor agudo hiere nuestra aparente seguridad. Lo que creíamos logros adquiridos se desvanecen como nieblas al amanecer, sobreviniendo oscura borrasca, inquietante “Pájaro de trueno” que nos desnuda anímicamente susurrándonos que en verdad nada tenemos ni podemos tener. Todo es transitorio y a merced de fuerzas misteriosas ajenas a todo control humano.
La sensación de seguridad material y social es ilusoria. ¡A cuántos en estos últimos meses se han quedado sin hogar al perder, primero, el trabajo, después el “paro” y finalmente la vivienda, quedando con el estigma de la morosidad y el feroz escarnio de la impotencia, indefensión y desesperación! Aún más, ¡cuántos niños que vivían opulentamente en los mimos de los deseos cumplidos, ahora se ven condenados a la pobreza! Inocentes víctimas de los efectos colaterales de la gran guerra que ruge en nuestro mundo. O como me decía Mª Luisa hace unos meses desde Méjico: En mi país y ciudad no hay día en que alguien muera a tiros. No hablemos de las innumerables víctimas que diariamente perecen sin remedio en las tierras somalíes por hambre y aún en otros rincones del mundo por causas parecidas o no. ¡La guerra ruge por doquier!

Tras la perplejidad, el estupor y el pasmo, si abrimos los ojos, vemos que cada día tiene un amanecer. El sol y la luna siguen sus cursos imperturbables. La naturaleza sigue ahí, igual que hace unos meses y aún unos años. Nuestro mundo natural está ahí. Ahora canta una urraca cerca de mí, totalmente ajena a las angustias del género humano.
El problema está en lo que el propio género humano ha creado y cómo lo ha creado. No hay que culpar a los inorgánicos ni a los dioses, hay que asumir la responsabilidad de lo creado. ¡Y esto es lo que más cuesta!
¡Nos hemos equivocado! Lo que hemos realizado no nos libera, sino todo lo contrario. ¡Aquí está al desnudo!
No soy historiador, pero tengo algunos datos claros de acontecimientos.
El capitalismo, creación del modo que interpreta el mundo desde la óptica burguesa, es del todo incompetente para la libertad y la dignidad humana. Como también lo ha sido y es el “comunismo político”. Los regímenes marxistas se han desplomado por doquier demostrando su ineficacia. Con la caída del “Muro de Berlín” surgió la idea de un feliz y liberador capitalismo basado en la regulación del mercado y el surgimiento y consolidación de la Comunidad Europea y su moneda el Euro.
¡Ha fallado! Ahora nos interesa reflexionar. Mirar la perspectiva y soñar nuevos rumbos.

La burguesía nació en la edad media creciendo al lado de los nobles en una relación de amor y odio. Las masas llanas estaban tan oprimidas como siempre ya con unos y con otros. Y así como la nobleza y monarquía con todos sus sicarios constituía el enemigo de las gentes llanas, la burguesía hora los explotaba y empobrecía, hora pactaba con ellos mostrándose como portavoz y modelo de aspiración.
La Libertad guiando al pueblo, Delacroix

Tales fueron los grados de corrupción del absolutismo monárquico tras el asentamiento de los estados, que se hacía insostenible tal forma de vida. Y aconteció la “Revolución francesa”, la primera revolución, primero de origen social que derivó a política al asumir el liderazgo de la misma los representantes de la nueva vanguardia burguesa (los jacobinos). Se acabó con la monarquía absoluta, se acabó con la servidumbre de tipo feudal, fueron reconocidos los derechos ciudadanos y… abrió las puertas a la expansión burguesa a través de parlamentos y los gabinetes ministeriales presididos por un primer ministro o presidente del gobierno.
El poder se cambió de manos, y sólo por unos meses estuvo realmente en manos de la ciudadanía; les fue arrebatada rápidamente con la constitución de un estado que salvaguardaba a los nuevos dueños del sistema, la burguesía y el capitalismo.

Un giro más de tuerca aconteció en 1848, cuando la burguesía se dio cuenta y asumió que el sufragio universal no suponía nada negativo para ellos, sino todo lo contrario, que con él se conducía mucho mejor a la población. La burguesía lo aceptó muy gustosamente y, desde entonces, convertida en democracia representativa es el mejor modo de mantenimiento de sus intereses y aspiraciones. Ella nutre a los partidos políticos, los influye, los financia y dirige sus presiones y maniobras haciendo creer a las gentes que eligen en libertad cada cuatro años, cuando en realidad sólo se suceden aspectos cosméticos, alternando las imágenes de lo mismo en tintes grises, azulados o rojizos; y actualmente también amarillo-verdosos.

La mayoría de las revoluciones tras la “francesa” han sido una continuación de la misma adaptadas a la idiosincrasia de los países. La Revolución rusa, la china u otras en Oriente despojaron vestigios de feudalismo y de monarquías casi absolutas; eso sí, crearon una capitalismo de estado llamado “Comunismo”. Los revolucionarios y líderes del pueblo o se reciclaron como sicarios de la tiranía dictatorial del “partido” o caían en desgracia en presidios y campos de concentración como los tan citados de Siberia.
También hubo revoluciones que pretendían sacudirse el yugo colonial, neocolonial y dictaduras; las tenemos en tenemos en Asia, África y América. La Independencia de Estados Unidos de América, Simón Bolívar, la revolución mejicana de Pancho Villa y Emiliano Zapata; en cuba, en Nicaragua,… son ejemplos de ello. Su suerte ha sufrido a causa de que nunca se ha valorado que la política es el brazo ejecutor de unos hilos invisibles que la mueven inadvertidamente.



La genuina revolución social que nos puede servir de ejemplo y toma de conciencia también aconteció en Francia, en París en 1871, a la que se conoce como la “Commune”. Durante un muy breve tiempo, antes de ser ahogada en sangre, la población se hizo cargo de su propia dirección y expulsó a todos los políticos.


Se quedó sin estado. Eso sí fue una revolución social; pero la población tras ese primer momento, no estando formada ni educada para mantener sus propias riendas de destino y, entre dudas, volvió a entregar el poder a manos de representantes “juiciosos” que establecieron un estado provisional temeroso, que fue ahogado muy pronto por el poder del estado burgués.
La represión fue violenta y sangrienta, actualmente inimaginable.






Desde entonces no ha habido otra revolución social. La guerra de España del 36, no llegó a serlo. Era una república de color rojizo que fue atacada por el fascismo creándose durante tres años una resistencia en la que sus miembros luchaban entre sí (republicanos y nacionalistas contra marxistas y todos ellos contra los anarquistas y viceversa). La necesidad de constituir un frente común ante el fascismo les reunió mientras la guerra se perdía.

Acabado el marxismo, el socialismo devino en social-democracia, un sistema que hace guiños a la población obrera y media por un lado y, por otro, sigue los dictados de la burguesía desde un punto de vista social-moderado, sus formidables armas son el cultivo de los estados de opinión y el establecimiento de una educación social alienante que impida a las nuevas generaciones entrever la libertad.

Hemos errado. Ahora lo sabemos. Ahora nos interesa visualizar algo que pueda funcionar y asegure no repetir errores.
Es preciso, pues, discutir y cuestionar hechos que parecen inamovibles, pero que justifican y dan soporte al engendro que hemos creado.

Siguiendo un orden evolutivo tenemos:

Primero. La ruptura con la integridad humana y social. El criterio de apoyo mutuo y de que constituimos parte del sistema que es la Vida en el Tierra. El humano empezó a considerar que era algo diferente y desvinculado del resto de la Naturaleza, y por ello especial, sintiéndose autorizado a explotar el entorno como tratándose de objetos utilitarios. El culto a la diosa perdió su significado.
Segundo. Surge una mentalidad de apropiación de los recursos y se establece la diferencia entre una clase dominante y otra dominada. Los notables por su ambición y su violencia devienen en dirigentes. La sexualidad queda alterada y las transacciones matrimoniales devienen en acuerdos de tipo económico que permite incrementar poder y control de individuos, apareciendo clanes cada vez más dominantes; al tiempo que la condición de la mujer se degrada perdiendo la presencia que le era natural.
Como consecuencia se produce la dicotomía antagónica entre clases (dominantes y dominadas) y de género con la adopción del modelo patriarcal. Se ha perdido el sentimiento espontáneo de espiritualidad siendo reemplazado por el de religiosidad. Unas divinidades antropomórficas sustituyen a las fuerzas sensibles cósmicas e imponen una moral y un dogma; creándose una clase clerical que hace de mediadora entre este mundo y el “Otro mundo”. Así como se asienta el poder de los jefes guerreros y dominantes, así aparecen dioses poderosos y atemorizantes aconteciendo luchas en lo celestial.
El clero, el poder militar y el económico se apoyan y refuerzan, mutuamente legitimizándose.
El concepto de abundancia es sustituido por el de escasez, apareciendo el precio y la moneda como medio de intercambio de objetos, bienes y servicios. Con ello se produce una ruptura entre valor y precio. Entiendo como valor el grado de utilidad y aptitud de las cosas, y el precio como el valor pecuniario con el que se estiman las cosas. Empezando a darse valor a hechos y objetos que antes carecía de él, por el hecho de ser señales y distinciones de estatus social; y en sentido contrario se desvalorizan o denigran aspectos relacionados con el vulgo y los trabajos básicos. El precio sustituye al valor.
En todo este estado de cosas se constituyen los primeros imperios y la adquisición por conquista de poblaciones sometiéndolas a un poder político, militar y religioso. Aparece la esclavitud como clase constituida por los vencidos al servicio de las clases dominantes.
El principio de autoridad y Estado está establecido y con ello la estratificación social y, al tiempo, la creación de leyes y jueces que las interpretan y la hacen cumplir.
Ahora ya se ha producido el concepto de propiedad como títulos de dominio sobre espacio y seres.

Con la caída del Imperio Romano esa organización se desmembró volviendo a aparecer comunidades libres autárticas e independientes con el modelo de intercambio de bienes y servicios, aglutinado por el apoyo mutuo; pero dura poco, porque el modelo autoritario del caudillo militar, por el uso del poder de las armas va atemorizando y consiguiendo la sumisión de poblaciones y territorios. Las guerras por el control de territorios y sus vasallos enfrentan entre sí a los caudillos dando lugar a una jerarquía de estatus. Se da la servidumbre y otros se dedican a la especulación de bienes y servicios generándose la primera burguesía, de la que deben valerse los “nobles” para obtener créditos que compensen sus gastos militares y de ostentación y, al tiempo, obliga a nuevas conquistas para la obtención de botín y nuevas recaudaciones de súbditos. Todo ello queda legitimizado por la clase clerical, adecuando los dogmas a las nuevas demandas emergentes.
Los más poderosos nobles devienen en monarcas y todas sus conquistas en sus reinos. Ya se ha creado el Estado moderno.


Tercero. El concepto de autoridad está profundamente arraigado en nuestra mentalidad. Históricamente se ha arraigado tan profundamente y por múltiples medios (familia, educación, instituciones) que nos sentimos polarizados entre los dos opuestos. O nos hacemos impositores (perseguidores) o sumisos (víctimas). Ambas posturas son irracionales indicando nuestro neuroticismo. Estamos condicionados a considerar “normal” que una minoría ejerza la autoridad y nos diga qué hacer, de qué manera hacerlo y obligarnos a hacerlo, castigando su desobediencia. No debemos confundir el sentimiento de pertenencia social con el de sumiso gregarismo. Los que se sitúan entre los perseguidores (los detentadores del poder ideológico, económico y político) tienen un especial interés en que se dé el gregarismo estereotipado y luchan contra toda tentativa de conciencia de pertenencia social, que justamente les arrebataría todo el poder del que se sienten ungidos.

Cuarto, Los aspirante al poder (o perseguidores) se agrupan en instituciones que aseguran el cumplimiento del apartado anterior. Como las gentes no saben ni se sienten cohesionadas en una estructura de consciencia y sentimiento de partencia social, se sienten solos y temerosos; siendo fáciles de conducir a base de publicidad, corrientes de opinión y evasiones que pueden convertirse en adictivas; lo que facilita la perpetuación del sistema basado en la autoridad. El que estos ambiciosos de la “erótica del poder” se agrupen en partidos políticos (como núcleos ilustrados e iniciados del saber político) y tengan la osadía de afirmar que representan a sectores de la ciudadanía, es una situación maniaca y prepotente que sólo se puede mantener reduciendo a la gente a mera masa estereotipada, sin criterios propios, sin memoria histórica, muy fácilmente manipulable por la propaganda, populismo, y excitados escenarios de enardecientes discursos que suscitan sentimientos y pasiones de masas; ofreciendo promesas que después no van a cumplir; pero sí sintiéndose legitimizados por el poder del sufragio a aplicar políticas y decisiones que justifican por el bien de la población y que aseguran legitimizadas por los votos de los que han apoyado su ideología. O sea, que el voto a unas promesas o programas e intenciones que no se cumplen les da carta blanca a que decidan acciones sociales y políticas sin ponerlas en consideración de los ciudadanos hasta concluir la legislatura establecida.

Quinto. El poder autoritario se asienta en ciertos discursos reiterativos de tipo parental haciendo sentir subliminalmente a los ciudadanos sentimientos de inadecuación, inmaduros; favoreciéndose, así, que el padre.gobierno guíe porque dispone de capacitación, poder y recursos para hacerlo. Dicho de otro modo, que se renuncie a la propia soberanía personal entregándola a este ente que se autodefine como organizador, regulador e intérprete de las situaciones y necesidades de la ciudadanía. Y además hay gestos y actitudes performans que, mediante su repetición ritualística, inducen y recrean el escenario y los actos de poder. Saca a un diputado o ministro de la ritualística del gobierno o congreso, de su silla de notable, de su atuendo; saca el ritual del Congreso y tendrás a un individuo cualquiera sin más poder que cualquiera. El contexto, la escenografía, el lenguaje empleado y la ritualística le confieren la imagen de poder a la que responde condicionadamente la ciudadanía. El poder se lo confiere el monopolio de la información que se aseguran no compartir con la ciudadanía con el pretexto de que ésta es incompetente para entender y decidir sobre tales cuestiones. Veámosles como individuos comunes formados en universidades y con experiencia (no todos) en algunas áreas que deben votar y decidir sobre inmensidad de cuestiones comprometidas de las que frecuentemente no tienen ni remota idea, por eso deben rodearse de genuinos especialistas que les ofrezcan su asesoramiento y consejo. Hechos que, con mucha más destreza y eficacia, se puede decidir entre grupos de ciudadanos de toda formación si a ellos les llega la información real y ellos deciden qué hacer y a quienes consultar para el bien común. La información restringida infantiliza a la ciudadanía obligándola a vivir ignorante sobre cosas globales que implican a todos y deciden unos pocos. ¿Esto es democrácia y madurez social y política? ¿A quienes beneficia este tipo de democracia? Obviamente a los poderosos que, así, pueden mover de los hilos de la política nacional e internacional.
La actual cultura de democracia representativa parlamentaria es un juego en el que el poder autoritario se mantiene en base a intereses elitistas poderosos y juegos con la ciudadanía impidiéndole asumir madurez y soberana libertad.

Hay situaciones en las que todos estos vicios destacan en sobremanera siendo imposible no indignarse ante tamaña manipulación de los que juegan a ser poderosos. Los genuinos servidores de la ciudadanía son los propios ciudadanos con plena información real, tomando las decisiones que mejor les benefician en lo común y que, necesariamente, serán totalmente comprometidas con la realidad y la sociedad. Esto sí sería un retorno de la genuina democracia y, hoy en día la propia tecnología lo hace posible. La ciudadanía no quiere sentirse infantilizada, no se siente inmadura y quiere decidir sobre respuestas y retos que afectan a todo el país y al mundo. Una cosa es que especialistas y sabios debatan y expliquen estos elementos abstractos y complejos, y otra, que haya unos que se sienten ungidos por el poder para decidir por toda la población, sintiéndose legitimizados a imponer sus decisiones por el hecho de haber sido votados por promesas incumpliéndose o alterándose por el juego combinado de intereses ideológicos de facciones de creencias e ideas políticas. Esto es depositar la soberanía sobre creencias ideológicas y no sobre realidades ciudadanas.

Cuando el rigor del poder se interrumpe, entonces la ciudadanía asume su responsabilidad y madurez decidiendo qué es lo mejor para sí y sus descendientes.

En una sociedad así, madura, responsable, pacífica, se haría imposible el abuso como germen de desigualdad, haciéndose cada vez más ineficaz la actitud de poseer y tener; valorándose cada vez más el ser y compartir. Sería impensable el delito debido a la desigualdad. ¡Qué civilización se puede construir basándose en valores de ser y compartir, de plena solidaridad y hermandad, de compromiso y responsabilidad para con la realidad (el tonal) y las mejores condiciones en el presente y para las venideras generaciones! ¡Qué no seríamos capaces de hacer por amor a nuestras familias, a nuestra comunidad y a la humanidad… al terruño en el que hemos nacido, al país que sentimos como casa común y al planeta que es el hogar único y vivo de todos! ¿Y qué valor tendría el dinero en un sitio así?

Plaza Cataluña, junio 2011

Considerémoslo, meditémoslo, imaginémoslo. ¡No es tan difícil! ¡Hagamos el intento de realizarlo en nuestras mentes, en nuestros deseos, en nuestro corazón! ¡Hagamos esta creación! Ah ho.

Con todo mi amor. (Dos de Octubre de 2011)

Ernesto Cabeza Salamó





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