Nuestro temor más profundo no es ser imperfectos.
Nuestro temor más profundo emana de la certeza
de nuestro poder inconmesurable. Es nuestra luz
y no nuestra oscuridad la que más nos atemoriza...
Y cuando dejamos brillar esa luz,
autorizamos a los demás a hacer lo mismo.
Y cuando nos liberamos de nuestro propio temor,
nuestra presencia se torna liberadora automáticamente.
MARIANNE WILLIAMSON
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