viernes, 5 de septiembre de 2008

En el vientre... El Gran Misterio

Elena Penadés nació y vive en Uruguay hace 47 años. Es partera universitaria, coordinadora de Nacer Mejor, institución de atención holística del embarazo y parto, investigadora en el uso de hierbas medicinales e iniciada por ancianos indígenas para dirigir ceremonias tradicionales del Camino Rojo. Tiene 3 hijos, dos nietos y otro nieto en camino. Es la autora del siguiente escrito que ahora comparte con tod@s nosotr@s. Espero que os recuerde tanto como me recordó a mi, que SOY MUJER y que me acompañan TODAS MIS RELACIONES.
Cabe puntualizar que fue escrito en el año 2002 y, en estos momentos, Uruguay está viviendo una época de prosperidad y crecimiento económico.

LA COSMOVISIÓN Y LAS CEREMONIAS TRADICIONALES INDÍGENAS COMO SOSTÉN ESPIRITUAL PARA LA MUJER DEL SIGLO XXI

Elena Penadés

Uruguay es un país con tres millones de habitantes, cuya cultura indígena fue aniquilada. Actualmente está pasando por la peor crisis económica de su historia. Más del 95% de los partos se producen en instituciones. Allí la atención es despersonalizada, intervencionista y sumamente medicalizada.

En este marco Nacer Mejor, una institución iniciada por parteras y actualmente integrada multidisciplinariamente, se propone brindar alternativas para el embarazo y parto teniendo presente la dimensión espiritual del proceso. Ofrecemos la posibilidad de participar en ceremonias tradicionales indígenas.

COSMOVISIÓN INDÍGENA

La tradición nativa ve la dualidad en todo lo que existe: tierra y sol, hombre y mujer, están presentes en todo: nada puede ser posible sin esta dualidad.


En el proceso de embarazo y parto esta dualidad se expresa así: el hombre fecunda, la mujer gesta, el hombre sostiene, la mujer se abre, el hombre protege, la mujer nutre.

En las tradiciones indígenas la mujer alcanza su plenitud cuando se convierte en madre, cuando a semejanza de la Madre Tierra, es fecunda y gesta la vida, cuando se abre para permitir nacer los hijos.

Algunos momentos de la ceremonia, como la bendición de los alimentos sagrados, son dirigidos exclusivamente por una mujer que haya sido madre. Por supuesto que las mujeres no parimos sólo hijos: nuestro vientre, nuestro útero es un vacío, un vacío osc
uro y tibio, en donde el Gran Misterio deposita los sueños, los proyectos de nuestro pueblo para que los alimentemos y los hagamos crecer.

La mujer que va a ser madre no lo está haciendo sola. Tiene su compañero, tiene su familia. Todos ellos le dan apoyo. Pero aun si estos apoyos faltan, o son inadecuados, para las tradiciones indígenas todos somos parientes: nuestros hermanos de dos pies, de cuatro pies, nuestros hermanos que vuelan, los que nadan, los que se arrastran, nuestros abuelos piedra.

Son nuestros hermanos los seres del pueblo verde, las plantas. El sentir , el saber que tenemos un lazo con todos los seres hace que una no se sienta nunca sola.


Toda mujer que va a parir necesita una madre. Pero a veces la nuestra no está, o no es lo que nosotras quisiéramos que fuera. Y ahí nos sentimos solas, desamparadas, sin apoyo ni sostén. Hasta que nos damos cuenta que nuestra verdadera madre siempre está, nos sostiene, nos alimenta y nos abriga: es nuestra Madre Tierra.

En realidad ella es la madre de todos los seres, por eso todos somos parientes.

RITUALES INDÍGENAS HOY

Los rituales dan a los participantes, como grupo la posibilidad de atravesar por diferentes niveles de la conciencia humana, puede facilitar y definir nuestras transformaciones. Puede ser visto como un soporte para la persona que está pasando por un período de transformación.

Son tres las ceremonias que con más frecuencia realizamos con parejas embarazadas o con nuevos padres:

  • Ceremonia de tabaco
  • Ceremonia de Chanupa (pipa sagrada)
  • Temascal (Inipi o Sweatlodge)

Hoy nosotras, mujeres del siglo XXI, que gozamos de los beneficios de tanta tecnología, dudamos de nuestra capacidad de gestar, de parir, de amamantar.

Con este camino espiritual de nuestros antepasados nos conectamos con nuestras raíces, y nos reencontramos con nuestra verdadera capacidad femenina.

A través del ritual nos unimos a la larga cadena de mujeres que nos antecedieron, nuestras madres, abuelas, la madres de nuestras abuelas, y así a las mujeres de todos los tiempos que dejaron en nuestros genes el conocimiento de cómo dar vida, de cómo amamantar a nuestros hijos y ser alimento para la familia.

Descubrimos que somos nosotras mismas la Madre Tierra.

Mitakuye Oyasin

Por todas mis relaciones

BIBLIOGRAFIA:

  • Abella, Gonzalo. Nuestra raíz charrúa (BetumSan Ediciones, Montevideo, 2000)
  • Alce Negro, Brown, J. E., La pipa sagrada (Miraguano Ediciones, Madrid, 1996)
  • Andrews, Lynn V.Mujer Chamán (Eemecé Editores, Buenos Aires, 1990). Mujer Jaguar (Ediciones Robinbook, Barcelona, 1992)
  • Antón, Danilo. Uruguaypirí (Rosebud ediciones, Montevideo, 1994). El Pueblo Jaguar ( Piriguazú Ediciones, Montevideo, 1998)
  • Avila, Elena, Mujer que brilla en la oscuridad (Edaf, México D.C., 1999)
  • Baldwin, Rahima y Palmarini, Terra. Vive plenamente tu embarazo (Editorial Pax México, México D.F. 1994)
  • Castaneda, Carlos. Pases Mágicos (Editorial Atlántida, Buenos Aires 1998)
  • Díaz Tekpankalli, Aurelio. Una voz para los hijos de la tierra (Iglesia Nativa Americana de Itzachilatlan, Bedford Park, Illinois, 1996)
  • Gaskin, Ina May. Spiritual Midwifery. (The Book Publishing Company, Summertown, 1978)
  • Gray, Miranda. Luna Roja (Gaia Ediciones, Madrid 1999)

2 comentarios:

  1. Aquí, en España, en Europa consideramos gozar de una situació abanzada en cuanto a la protección social y tecnología aplicada a la salud; pero impera asimismo el criterio medicalizado. Desde el Renacimiento, el empirismo y la tecnología industrial y postindustrial los humanos occidentales somos sólo individuos orgánicos complejos; ligados a fenómenos químicos, biológicos y fisiológicos en todos sus aspectos; y la medicina se ocupa de la prevención, diagnosis y tratamiento de todos los problemas y enfermedades que lo aquejan. La gestación y el nacimiento también los incluimos en esta categoría al ser funciones biolágicas y fisiológicas.
    Lo que Elena Penadés trata de aplicar en su tierra aún es más dificil de aplicar aquí.
    Todo lo relativo a la espiritualidad tiene que ver con la religión y creencias de esta índole y, por tanto, son productos mentales en la categoría de la superstición y demandas de tipo mágico de mentes inmaduras. Desde el inmenso daño que la religión hizo en la Edad Media y contra la que luchó la razón liberándose de sus cadenas con el empirismo, sigue marcándonos. Mucha es la gente instruida y culta que siente cierta sensación de verguenza por hablar de espiritualidad, como si eso no fuera correcto o propio de trasladar al ámbito de lo social e intelectual y un menosprecio aún más evidente hacia la manifestación de rituales. En el ámbito publico y cultural sólo es admisible en lo metafísico, legendario y en lo que atañe al misterio de la muerte, el más grande tabú que tenemos hoy en día. Con todo ello hemos perdido todo contacto con lo sagrado, con el misterioómenos y manifestaciones de la vida, sus fenómenos y manifestaciones; nos hemos apartado, en consciencia, de la Sagrada Rueda de la Medicina.
    Nuestros hermanos y hermanas del Oeste, tras el Atlántico sufrieron un genocidio en nombre de la evangelización cristiana y del poder e intereses políticos que la acompañaban, combatiéndose sistemáticamente sus creencias y prácticas espirituales bajo el presupuesto de que eran paganos y/o animistas y había que salvarlos de su condenación eterna. Quinientos años después son ellos quienes nos tienden la mano ofreciéndonos su modo de concebir su espiritualidad sencilla, clara, personal; con entrañables ritos y ceremonias en íntimo contacto con lo natural, con la certeza de que cualquier punto de la piel de la Madre Tierra es sagrado y nosotros mismos, siendo parte de la Madre Tierra, somos sagrados.No se necesitan templos, ni tan sólo sacerdotes, nosotros mismos oficiamos nuestro sentir sagrado en el templo en donde nos encontramos, en nuestro propio "Círculo o rueda de la verdad". Si nos congregamos varios, aquel que cuenta con el reconocimiento consensuado hace las veces de oficiante o portavoz; pero no se trata de un sacerdocio oficial dogmático y gerarquizado.
    La mujer, manifestando el poder de la Madre Tierra fecunda, gestadora y dadora de vida, al tiempo que portadora de los sueños de la humanidad alimentándo y alentando su realización ( o sea su valor renovador en el desarrollo y evolución cultural) no es algo que actualmente se contemple. Es una función que también en Occidente le fue arrebatada con el cristianismo romano; y las pocas que se resistieron defendiendo su tradición, ensu momento fueron abrasadas por la inquisición. ¡Hasta se le privó del derecho de tener alma! La Gran Diosa de las tradiciones pre-cristianas fueron perseguidas o reconvertidas como en el caso de Brígida, que era la Diosa-Madre de los antíguos irlandeses paganos y devino a Sta. Brígida con la cristianización. Y tantas y tantas versiones de la inmensidad de aspectos o matices de la diosa-madre se convirtieron en tantos y tantos aspectos o matices de la adorada "Virgen María, madre de Cristo (el Hijo de Dios)". Si observamos los aspectos de la veneración mariana en nuestra geografía e incluso de ibero-américa, nos daremos cuenta de cuán irreductible es su culto; pero mediatizado por una figura y un mito que forma parte del cristianismo; y por tanto sus fieles en consciencia no caen en la cuenta de que representa el confinamiento de la Gran Diosa Cósmica en una imagen. Pero en el terreno psíquico profundo, el arquetípico, todos sentimos en profundidad esta esencial fuerza y poder que forma parte de nuestro ser; seamos hombres o mujeres.
    El significado de un rito es crear un espacio y un tiempo específico en el que el aspecto muno de nuestra existencia quede en suspenso para así poder entrar en un contexto de consciencia que nos permita contactar con el Misterio que somos y con el misterio que es todo el conjunto de nuestras relaciones (humanas, vegetales, animales, materiales y energéticas) que constituyen el círculo o esfera de lo que podemos conocer y con lo que, de algún modo, podemos interactuar. Apartamos la atención de lo mundano y la dirigimos a lo trascendente, éste es el sentido del rito. Lo que consensuadamente compartimos en el rito es el ceremonial. Pero ésto sólo es un medio de enfocar la atención y consciencia, no la finalidad. La finalidad es nuestro propio misterio en relación con el Misterio que lo es Todo.
    Ernesto.

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  2. Gracias Ernesto por tanto conocimiento. Te quiero.
    Inés.

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