Documento elaborado por Ernesto Cabeza. Lo encontrarás al final del post y en la parte izquierda en formato pdf.
Eje energético Central: Desde Rueda de Medicina: Elemento CENTRO, color PLATEADO, EJE TIERRA-CIELO, no hay estación específica. Desde Corrientes vibratorias: Elemento TIERRA, color MARRÓN, Estación: VERANO TARDÍO.
Aquí no establezco ninguna estación, pues representa la estructura material y energético del planeta (Tonal terrestre) y ésta es independiente de sus estaciones que se producen en su baile regular sobre su eje vibracional.
En la tradición amerindia la energía de la Tierra se representa, en asociación con la Hermana Luna, como una espiral plateada ascendente a través del organismo vivo que después se irradia y transmite información al Sol y al Cosmos y se entrelaza con la espiral cósmica dorada que desciende a la Tierra creando lo que los cheroquis llaman “La intención pura” y en los toltecas “El intento de Ser”.
Es la energía que nos vincula con el planeta además de la gravedad. Nos enraíza poniéndonos en contacto con la realidad física en sí misma. Se asocia al “sistema energético bazo-páncreas-estómago”: Está relacionado con la paz, serenidad, dulzura, creación de la sangre y su aspecto vibratorio como representante de la vida organísmica y el aspecto nutricio y transformador de lo que es extraño en el propio cuerpo y la propia identidad. Por ello genera consciencia y pensamiento. Cuando este flujo energético se bloquea se produce el pensamiento reiterativo, obsesivo, caótico que desarraiga al individuo de su realidad vital orgánica y terrestre.
Representa al propio planeta y toda la creación material, por extensión, por ello entre los indios americanos es también las “Cuatro Direcciones” y los “Cuatro Elementos”, y en el aspecto “Abuela Tierra” se une a la Naturaleza (=Madre Tierra), ya vista en la Primavera, como su alma. En un sentido más cercano y práctico es el material “tierra” como arena, piedra, arcilla, etc., y su cualidad energética y vibratoria recogida, tal como quedan los campos de desnudos tras la cosecha de su frutos.
La emoción asociada es el Amor de compasión (la veraz compasión). Si el Amor como alegría es la genuina expresión de la vida y se liga con la explosión de la vida natural, de la salud y reconocimiento. La otra faceta del Amor, mucho más asentado y sabio se manifiesta como la genuina compasión, coma ya dije antes y ahora profundiza. Es la serenidad del Alma.
Compasión es el sentimiento de incluir a los demás, las relaciones, como parte de uno mismo, o aceptar al otro y hacerlo propio. Esto lleva un alto grado de apertura, de comprensión, de madurez y sabiduría; así que este aspecto se va realizando junto a la autorrealización de cada individuo. En la juventud y primera fase de la madurez predomina el primer aspecto, pero poco a poco con la experiencia de vivir y compartir el amor alegre se asienta en esta forma de entender la compasión. Ambos siempre coexisten, nunca se excluyen.
La compasión, esta forma de amor maduro, de saber hacer lo justo y adecuado en cada momento, de actuar con decisión, sin dudas, se asocia a los aspectos del corazón claro y fuerte. La claridad implica cierta iluminación (contacto con el Ser) y la fortaleza implica temple y sabiduría, no vigor, resistencia o poder físico. Por ello la persona está íntimamente ligada a la Madre Tierra y Abuela Tierra, y a los sistemas de órganos que con ella se asocian: El Sistema Bazo – Páncreas y el del Estómago. Sistemas que aterrizan al individuo como ya vimos, logrando silenciar la mente (capacidad de meditar, de contemplación, de entonamiento). La hiperactividad de la mente (egotismo), diálogo interior, alteran el equilibrio de los sistemas energéticos bazo-páncreas y estómago, del mismo modo que la sobrecarga con alimentos ejercen una acción negativa sobre estos sistemas energéticos activando la actividad mental del diálogo interior, o como se llama habitualmente “coceduras de coco”. Entonces, en ambos casos, se produce la duda y la desconfianza que hacen imposible tanto la alegría de vivir como la compasión.
El Amor en su conjunto (alegría – compasión) genera el desapego. El Amor contrarresta el miedo y su efecto, el sufrimiento; y es contrarrestado por el enojo y la ira.
Las posiciones y actitudes egoístas en grado alto y egotistas en grado leve interfieren con el amor en su conjunto reduciendo la grandeza, la apertura, la claridad y fortaleza del sentir-corazón. Los alimentos que hagan fluctuar bruscamente el nivel de glucosa en la sangre como el azúcar y los dulces nos pueden acentuar la duda y conducirnos a preocuparnos demasiado. Demasiada bollería, alimentos muy concentrados, y los que aumentan la acidez estomacal, pueden paralizar nuestra acción.
Sistemas de órganos asociados: Sistema bazo-páncreas y Sistema del estómago.
La naturaleza del elemento Tierra es consolidar, mantener, arraigar y vincular la energía con la Abuela Tierra. Su intento es establecer contacto con la realidad física y energética del planeta. De este contacto se ramifican los otros cuatro rincones o aspectos del mundo (Naturaleza. Aire, Fuego, Agua) y ocupa el centro desde donde unir y mantener con eficacia los otros cuatro. Está vinculada a la espiral energética que brotando de la Tierra se canaliza hacia arriba (espiral plateada) y su situación bajo el diafragma en el centro izquierda de la zona la transforma en una conexión con la espiral descendente cósmica (espiral solar dorada) que canaliza la energía hacia la Tierra. La doble vinculación vibratoria hace que sea de máxima importancia para la vida del organismo humano. Nutre al cuerpo-mente, para ello debe absorber; y esto significa que toma algo que es ajeno y lo convierte en sí misma. Este es el proceso central de la Tierra: la transformación.
El proceso transformador de la Tierra se manifiesta en dos niveles: en el de la digestión de los alimentos y su conversión en nuestro ser a través de la sangre; y el de la consciencia, fuente de la cognición y del pensamiento. La Tierra absorbe las vibraciones procedentes de las sensaciones y las percepciones del cuerpo-mente (convertidas en reacciones emocionales – creencias, introyectos, acuerdos), los descompone como el suelo y los transforma en parte del programa mental. Esto nos indica de su implicación con el sistema nervioso vegetativo, en especial el ramal parasimpático a través del plexo solar, que todo ello es también un modo de nutrirse.
Con su poder transformador funcionando eficazmente genera resultados productivos. En el terreno de la consciencia, cuando por imposiciones ajenas o personales, se ve imposibilitada a digerir vivencias y estados emotivos convirtiéndolos en parte del propio ser; se produce confusión en la misma y estimula el cerebro creando la necesidad de pensar en exceso, generándose una pseudo-entidad, parásita que denominamos “ego” o “carácter”, lo que significa una división en la consciencia y el quedar estancados en ciclos repetitivos de pensamientos y comportamientos. Lo cual impide que la energía descienda naturalmente hacia la Tierra, el reino de la realización, de la acción. Cuando la consciencia con su contenido, el pensamiento, no puede obtener integración, asimilación y transformarlo en la realidad del yo y el self, entonces aparece las preocupaciones y obsesiones. Darle aceptación, reconocimiento y simpatía a alguien tranquiliza y sosiega sus pensamientos y ayuda a que los integre y comprenda.
El aspecto nutricio de la Tierra es importante, y se refleja claramente en las funciones de sus sistemas de órganos asociados: El del estómago y el del bazo-páncreas. El estómago es la fuente última de la nutrición del cuerpo, el páncreas regula el nivel energético del azúcar, y el bazo situado en la parte posterior del abdomen, encima del riñón izquierdo. Durante el desarrollo del embrión, el bazo produce glóbulos blancos y rojos; después del nacimiento limita su actividad a la producción de ciertos glóbulos blancos, a la desintegración de glóbulos rojos ya gastados, y a la destrucción de bacterias; también almacena grandes cantidades de sangre que lanza al torrente sanguíneo al recibir el estímulo adecuado, como ocurre durante el ejercicio intenso; dentro de este contexto, además de lo anterior añadiré que actuando como depósito, el bazo vitaliza vibratóriamente la sangre. Los orientales asocian el bazo al origen de la sangre, sabemos que su origen en los adultos es en el interior de los huesos en la médula roja, motivo por el cual se incluiría este aspecto de la función asea a este sistema energético. Todos juntos desempeñan la función de la Madre-Tierra dando sustento al cuerpo.
El sistema energético del bazo es el sistema expansivo principal del contexto Tierra, e incluye al páncreas y también incluye a todo el conjunto de la médula roja de los huesos como parte de su unidad funcional. La primera función del sistema energético del bazo es la transformación del componente de vigor vibracional de los alimentos ingeridos y ya en sangre la construcción y distribución de nutrientes en las otras vísceras corporales. El vigor vibracional de los alimentos en la sangre proporciona la materia prima vibracional para la elaboración del “vigor vibracional” del cuerpo en otros sistemas que ya hemos visto. La fuerza vital de vida y su vigor vibracional del alimento es impulsado hacia arriba por el sistema del bazo hasta el sistema de los pulmones y del corazón (vía circulación sanguínea). Es en el pecho donde el “vigor vibracional” llevado en sangre se combina con el “vigor vibratorio” del aire limpio (el primero es más negativo, el segundo más positivo) y de regreso al corazón se convierte en parte de la sangre.
El sistema del bazo es el conjunto organísmico más importante de la “digestión energética” debido a su función central de transformación y transporte, y por ser la fuente de “Vigor vibracional” del cuerpo y la sangre. Su importancia es puesta de relieve por el hecho de que es la base de la fuerza vital que genera la vitalidad constitucional y de la resistencia individual a la enfermedad (fuerza vital de vida generada en el propio organismo), con lo cual está íntimamente relacionada con su función de crear ciertos glóbulos blancos con la médula blanca de los huesos y el sistema linfático. El sistema del bazo es también responsable de la transformación, separación y transporte de líquidos.
Los líquidos corporales, como la savia vegetal puede ser “limpia” o “bruta”; la “limpia” se dirige al sistema de los pulmones y desde allí, por el corazón se dispersa alrededor del cuerpo, y la parte “bruta” acude al sistema de los intestinos para seguir siendo refinada.
Un bazo sano asegura que la digestión y la absorción sean eficaces y sanos, que haya buen apetito y que los movimientos de los intestinos sean regulares. Si este proceso es alterado, la digestión se alterará y la acumulación de fluidos corporales excesivos en forma de humedad, flema y edema.
El sistema del bazo no es sólo responsable del génesis del origen de la sangre a través de la transformación del alimento, sino que controla la sangre manteniéndola en debida cantidad en vasos sanguíneos. Retiene en depósito mucha sangre y la distribuye en la circulación según las necesidades del organismo. Un fallo de esta función puede provocar problemas tales como hemorragias (no hemofílicas) y flujo menstrual excesivo.
Puesto que el sistema del bazo es la fuente de la nutrición energética y de su distribución por el cuerpo, desempeña una importante función en procurar poder y fuerza muscular, y de este modo “controla” los músculos y las cuatro extremidades. Ya he dicho que el sistema del bazo tiene que ver con la sensación de apetito, añadamos que la acción de masticar es la primera fase en la transformación de los alimentos, y por este motivo está estrechamente relacionado con el bazo. El bazo, por consiguiente, se abre hacia la boca y se manifiesta en los labios. También produce el sentido del gusto. La disfunción del bazo se manifestará bien en los labios secos y agrietados indicadores de la presencia de calor, o enlabios pálidos, mostrando que el “vigor vibracional” del bazo es débil.
El sistema del bazo impulsa la onda excitatória de vigor hacia arriba y la controla, con lo cual esta vibración se convierte en corriente ascendente que ayuda a que los órganos internos se mantengan vitales en su lugar apropiado(hace que no se mustien como en las plantas) descendiendo y favoreciendo el prolapso o la formación de hernias.
Por último, en su actividad de ascender la fuerza vibratoria, alcanza el cerebro activando los procesos de pensamiento, análisis, concentración y estudio. Con salud, el sistema del bazo asegura poder de pensamiento y memoria. Cuando hay una deficiencia en la energía o vigor vibratorio del bazo, el proceso de pensar no es claro y la concentración está turbia; con lo cual la persona se ve obligada a gastar mucha energía mentalmente tratando de encontrar soluciones dando lugar a un exceso de pensamiento y a un agotamiento añadido de la fuerza vibracional del sistema del bazo.
El sistema energético del estómago es un complejo orgánico contractivo (con las contracciones empuja hacia abajo) muy importante, forma en conjunto con el sistema del bazo – páncreas la factoría productiva de fuerza vital de vida orgánica, la otra parte de fuerza vital prenatal se almacena en el sistema energético de los riñones.
La función principal del estómago es controlar el proceso por el cual el alimento es tratado y licuado para que luego el sistema del bazo purifique su energía y el intestino delgado la asimile. Representa la primera fase en el proceso digestivo, forma la misma base de la nutrición corporal. Junto con el sistema del bazo, el sistema del estómago controla la distribución del vigor vibracional de los alimentos a todo el cuerpo, particularmente a los músculos y las extremidades. Si el vigor vibracional del estómago es débil, la persona nota pesadez en las piernas y brazos, y se cansa con facilidad. Así como en el sistema energético del bazo decíamos que impulsa el vigor vibracional hacia arriba, el sistema del estómago controla su descenso hacia la toma de tierra por las piernas y pies (enrraizamiento). El estómago en su función de impulsar el descenso del vigor vibracional puede tener dificultades debido al trastorno energético del hígado (ya visto), produciendo hinchazón, eructos, reflujo gástrico, hipo y vómitos; todo ello señala de que el vigor vibracional del sistema del estómago se gira ascendentemente.
Desde el aspecto interior del quinto río fluido energético de la Tierra, la Abuela y Madre Tierra es llamado por los cheroquis “Fuego que derriba”. Está relacionado con la fuerza ígnea del planeta, ese poder que da lugar a volcanes y terremotos. El es fuego del estómago y del bazo. El bazo guarde relación con las ideas y con la transformación, destruye lo viejo y construye una y otra vez lo nuevo en todo aquello que se relaciona con los factores sanguíneos. Por el hierro, elemento fundamental de la sangre, y mineral muy abundante en le tierra. Es un órgano sutil cuya contrapartida tiene una importante participación en el proceso de transformación. Tiene una polaridad equilibrada.
Las ideas y la capacidad de transformación se agitan con la nota RE, que fluye hacia el bazo-páncreas y el estómago.
Es sistema Tierra se asocia con el sonido de cantar, que expresa nuestro equilibrio y con ello también con el aspecto del arquetipo del Sanador. El sabor asociado es el dulce, el sabor más satisfactorio al paladar y está asociado a los alimentos más nutritivos. Es un sabor sedante y alivia la sed, calma el humor excitado e inquieto. En un exceso produce frío y pesadez; embota, torna la mente torpe y somnolienta, conduce al sobrepeso y a la congestión y produce mucosidades. Del exceso de dulce proviene la complacencia, la codicia y la dependencia emocional.
La fuerza de la Tierra se asocia a las plantas comestibles redondeadas o a ras de tierra, cuya energía vital se recoge en sí misma; como las coles, coliflores, algunas lechugas, etc.
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