Qué inquietudes y qué experiencias querrá vivir, y de que manera le podré ayudar.
Qué incertidumbre más asombrosa para los que decidieron traer vida.
Te preguntas: ¿será niño o será niña?, ¿qué nombre le voy a poner?, ¿qué le voy a enseñar?, ¿cómo será?, ¿qué carácter desarrollará?, etc.
Yo estoy en esa experiencia, pero no me preocupo demasiado por todas esas preguntas. Lo que me ha quedado muy claro es que decidimos traer una vida y él nos eligió a nosotros para ello. Partiendo de éste “sentir-entendimiento” la situación se hace más fácil porque ha sido una conexión mutua.
Que sea niño o niña me es igual porque lo que me importa es la vida que viene y aún así ella o él me lo dirá a través de los sentimientos que ya desprende hacia sus elegidos.
El nombre también me lo comunicará a través de mi pensamiento e intuición.
Cómo lo educaré… “no lo sé” pero sí tengo muy claro que mis primeras palabras, cuando nazca físicamente, serán de agradecimiento por habernos elegido y de bienvenida a ésta vida. Partiendo de ésta experiencia, él también me está educando a mí, por lo tanto, la educación pasa simplemente a ser intercambio de sentimientos, emociones, razonamiento, explicaciones, respeto, escucha, juego, alegría, y algún que otro enfado y regañina. Todo esto, rodeado de un amor hacia esa vida que nos escogió, y de mucha comunicación porque, aunque sea bebé, ellos entienden a través de las sensaciones-emociones.
Los hechos que en su vida vivirá, no lo sé. Pero todos son respetables y quién soy yo para manipular sus experiencias; decido ante la mía pero no ante la de otro. Por lo tanto, mi papel es estar ahí para cuando me necesite y transmitirle todo el conocimiento que tengo de lo que yo he vivido para que tenga un referente “pero no por la fuerza” y sí desde la neutralidad.
La gente conocida me suele preguntar si estoy alegre y contento. Y yo respondo que estoy igual que antes con un gran-pequeño añadido en mi vida y es que incorporo una nueva situación-vivencial para todo lo que me queda de vida.
Es curioso que de joven -y no tan joven- pensaba que no iba a tener hijos, o más bien, que no iba a ser elegido por un ser que quisiera venir a esta vida. Creo y sé que tenía que vivir una serie de experiencias personales y hasta que no las he vivido y aprendido, no he abierto la posibilidad de traer una vida. No ha sido al azar, toda ésta situación personal tiene una conexión muy profunda con el sentido de la vida, de mi vida, de la vida de mi pareja, de la vida que viene y de
Gracias Juanvi, gracias Inés, gracias Laia
Gracias vida, gracias a mis guías, gracias Gran Espíritu.
Juan Vicente
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