lunes, 20 de abril de 2020

El Proceso de auto realización

El Proceso de auto realización

Este es el quinto escrito acerca del Humanismo y a dónde nos lleva. En el escrito del día 2 de febrero me preguntaba ¿De vuelta al humanismo? Luego el 4 de marzo publiqué "Nuevo humanismo. La Primera y Segunda Humanidad", el 21 de marzo “Humanismo y psicología hoy”. El 28 de marzo me preguntaba ¿Cómo es el proceso de auto realización? Y hoy llega el momento de preguntarme ¿Cómo es el proceso de auto realización? ¿Qué hace una persona cuando se auto realiza?

La verdad es que no debería estar planteándolo así, pues todo humano nace para auto realizarse; y si urge tratarlo es porque algo muy feo ocurre en el mundo que impide o bloquea el que podamos realizarlo de un modo natural. Dicho esto, comienzo.


En primer lugar, expondré cuáles son los ocho modos de auto realizarse de acuerdo con A. Maslow comentándolos brevemente:

1º Auto realizarse “significa vivenciar plena, vivida y desinteresadamente, con una concentración y absorción totales”. Es el momento en que se tiene la vivencia y certeza de que somos totales y plenamente humanos. Es cuando el self se actualiza y contacta el ser con el yo en el presente. Tengamos en cuenta que por self entendemos el punto de intersección o zona secante entre la parte multidimensional de nuestro ser (= el Procesador Central de Jacobo Grinberg) con nuestra manifestación tridimensional (personalidad = yo); entonces, en ese campo de espacio-tiempo-consciencia integrado, se produce la certeza de estar plenamente conectado consigo mismo, y se percibe la magnitud de es sentirse “plenamente humano”. Es trascender vivencialmente nuestro yo sin la participación de las defensas, absorbiéndose en la contemplación de que me siento completamente humano. Hay que tener en cuenta que esta actualización se da en el presente vivencial y no es algo concluido. Se trata de un proceso abierto y con el horizonte más allá del aquí y ahora como aspiración. Podría llamarse un estado de “gracia y maravilla” acerca de todo lo que alcanzo a ver en este momento. No hay dudas, no hay tinieblas, no hay defensas de ningún tipo; pero no debe confundirse con una “experiencia pico” que ya trataré en su momento. Para alcanzar este punto, además de comprometerse con la vida personal y de colocarse en el observador, es entregarse desinteresadamente a sí mismo y a la vivencia. En nuestro mundo actual ¿cuántos de nosotros nos entregamos al momento presente, viviéndolo profundamente y sin interés alguno, sin reserva y en plena conciencia de sí mismo?
Ni tan sólo los más jóvenes, ya sean adolescentes, están libres de intereses, expectativas, defensas e influencias tanto internas (neuróticas) como externas (sociales, culturales, económicas, etc.).
¡No resulta tarea fácil! Supone ejercitar el “observador” a un estado de alerta permanente (o lo mayor posible) y desafiar las rutinas, las inercias, los hábitos y apegos personales. Desde el punto de vista arquetípico sería situarse en el ámbito del Guerrero Interior.

2º “Concebir la vida como un proceso de elecciones sucesivas”. Darse cuenta de que constantemente estamos en contacto con elecciones y decisiones y, éstas pueden orientarse al progreso de la auto realización, o ser regresivas y orientarnos a posiciones defensivas, a la búsqueda de seguridad o sometimiento al temor. Esto significa que cada elección, sea minúscula o enorme, estamos tomando la opción de crecer como seres humanos; auto realizarse es un proceso continuo. Se puede decir cuál es el punto de partida, pero no hay una meta; es un continuo devenir en lo desconocido del ahora. Significa elegir entre el disculparse o asumir la responsabilidad; ser sincero o disimular, si se busca el propio interés o considerar los intereses y circunstancias de los demás, etc. En estas elecciones-decisiones-actos se transita hacia la auto realización. Es, arquetípicamente, la convergencia del Guerrero Interior, visto en el primer punto, y el contacto con la autenticidad y verdad interior del arquetipo del Vidente Interior.


3º “Hablar de auto realización implica que hay un sí mismo que se actualiza”. Un ser humano no es una tabla rasa, como mínimo es una estructura que manifiesta un organismo funcional, con un temperamento, su homeostasis, sus impulsos, su capacidad de consciencia, sin olvidar aquello que subyace en la subconsciencia e inconsciencia; es decir lo más misterioso e inaccesible de nosotros mismos; y seamos o no creyentes de algún modo, esa parte de nuestro ser no material que se puede denominar alma y que, en otro ámbito, es nuestra manifestación multidimensional, nuestra afinidad cuántica, nuestra conexión con la Lattice de Jacobo Grinberg. Todo ello presente desde el punto de vista del organísmico, existencial y transpersonal. Sólo cabe decir que podemos facilitar que fluya desde su ámbito a nuestra consciencia ordinaria y nos entreguemos confiadamente a ello. El temor a lo desconocido, nuestras defensas caracterológicas e incluso las creencias, ideologías y ambiente cultural pueden interferir dificultando e incluso imposibilitando su contacto. Aquí tenemos, desde el punto de vista arquetípico, el contacto con el Vidente Interior; aquello que brota de nuestro interior y alcanza la luz y visión de nuestra consciencia, iluminándonos, inspirándonos, dándonos intuición y creatividad. Démonos cuenta de que habitualmente lo que vemos y escuchamos de nosotros son las voces introyectadas de los padres o familiares, de nuestros maestros, de nuestros mitos, creencias, de la gente que nos juzga o con la que nos comparamos, ya sea porque la admiramos, tememos o aborrecemos.


4º “En la duda optad por ser sinceros”. La gente común no suele ser sincera, se practican juegos y se adoptan poses y roles. Se protege de tal manera la privacía que se adopta el disimulo evasivo. El quedar bien, resultar educado, encerrar los defectos y fingir atractivos; roles de bondad, de servicio, de ser graciosos, de ser elocuentes, de ser tímidos, etc.
Asumir la sinceridad es un acto expuesto, arriesgado y es, asimismo, un acto de responsabilidad. Y cada vez que uno asume la responsabilidad de lo que dice y hace se aproxima a la auto realización. Es decir, transitar en la senda sin autoengaño, asentando y responsabilizarse de la autenticidad. Ser sincero también es abrir el corazón y ofrecerlo. Aquí estamos uniendo al arquetipo del Vidente Interior, el del Sanador Interior. Ser sinceros y abrir el corazón es una actitud sanadora hacia nosotros mismos y hacia los demás.



5º Aplicándose los cuatro modos de auto realizarnos, se descubre el valor de la presencia y la dignidad. Tenemos criterio propio y no tememos el resultar impopulares o sensibles a la opinión y juicios ajenos. Nos hacemos impecables, no estamos ni a favor, ni en contra por defender una imagen, una pose. Entonces nos hacemos cada vez más inaccesibles a la presión social y cultural, a los modas y corrientes de opinión sembradas por los que se dicen generadores de cultura y tendencias. Muchas manifestaciones artísticas, considerándose creadoras de tendencias, intentan popularizarlas par que la gente se sienta “estar al día”. No deja de ser un recurso de manipulación cultural a través del arte y la estética. Fenómenos bien estudiados por los especialistas en marketing y del consumismo; no olvidemos que lo artístico también es consumo. Las personas en vías de auto realización se dan cuenta que atienden a sus propios gustos y se atreven a ser diferentes, impopulares, inconformistas. Ir a contracorriente por impecabilidad propia es, muchas veces, algo criticable. No sucumbir a la presión de este tipo es asimismo un rasgo de fortaleza. La fortaleza personal es signo de auto realización; en cambio resistir y ser duro es algo defensivo en el aspecto neurótico. Ya sabemos que la cultura es consecuencia de la interacción del impulso al conocimiento y del de la actividad transformadora. Transformar algo que mejora lo anterior y está manifestando conocimiento, el saber humano del momento.

Si las manifestaciones culturales cumplen con estos dos requisitos en su praxis creativa, no impondrá nada; antes bien, alentará y asegurará el asentamiento del momento cultural. No se opondrá al previo, puesto que lo integra y supera, abriendo cada vez más la representación y sentido del mundo en las mentes de la gente. La cultura del momento anterior era buena y ésta, la de ahora, la mejora actualizándola; sin tener que rechazarla o menospreciarla. La vida crece acompañando ciclos, pero se asienta en los procesos previos, no en contra de ellos. Siempre y cuando lo previo no sea coercitivo y dogmático. Los nuevos brotes nacen de las yemas de las ramas crecidas antes, es su natural crecimiento, no de la negación de estas.
Aquí estamos, de pleno, en el arquetipo del Sanador Interior, el sentirse agradecido a los frutos de la propia vida y contribuir, desde el corazón, al bienestar y mejora de esta.

6º Ya he dicho que auto realizarse es un proceso y no un final. Es el proceso de continua actualización del potencial personal en cualquier momento, lugar y grado. Significa la utilización de todos los recursos cognitivos eficientemente sin inhibiciones propias (neuróticas) ni externas (cultura, sociedad). Significa aceptar el propio sentir (sensaciones, sentimientos y emociones y al procesarlo con las capacidades cognitivas darse cuenta de que se realizan; que se hacen reales nuestras posibilidades, habilidades y potencialidades.

En este momento ya estamos en el ámbito de la sabiduría y con ella nos llama a la puerta el arquetipo del Maestro Interior. Entonces entrevemos nuestra existencia como un misterio insondable. Y el aceptarnos de tal manera nos hace ver la existencia como algo fascinante, los fenómenos del mundo nos sorprenden y asombran y el propio mundo que concebimos nos maravilla. Nos transformamos en exploradores de nuestro propio mundo interior y exterior intuyendo que uno y otro no están alejados entre sí.

7º Ya estamos en un estado mesetario. Ya conocemos el estado de “gracia” que sumimos en el primer punto y se han recorrido cinco más que le añaden energía. Ahora, en este, estando en contacto con la fortaleza de la autenticidad y el conocimiento de que somos y estamos en el misterio, es cuando aparecen las “experiencias cumbre” (o pico). Son momentos de auto realización, de éxtasis incomparables con todo lo anterior. Es un gozo que nos sorprende y maravilla. Todos las tenemos y, ante ellas, podemos posicionarnos desde la incredulidad y negarlas o considerarlas meras ilusiones; o entregarnos a ellas, pues son pequeñas o grandes experiencias místicas. Aceptar estos momentos de éxtasis e integrarlas como conocimiento nos posibilita incluir en el proceso auto realizador la dimensión transpersonal. Estas experiencias sólo tienen sentido para uno mismo, pudiendo ser comprendidas por quienes asimismo las experimentan en su proceso de auto realización. Una nueva forma de obtener conocimiento ha aparecido desde las mismas entrañas del misterio que somos y en el que vivimos. La forma de ver e interpretar el mundo se transmuta. El misterio nos habla en su propio lenguaje. El riesgo es que se reactive el temor a lo desconocido; si tal temor no nos paraliza o detiene, la auto realización se asienta y nos conduce a lo trascendente. Hay que hacer, en este punto, una consideración importante. Auto realizarse es un proceso que puede o no implicar lo trascendente. Hay personas auto realizantes y auto realizadas que no experimentan vivencias de trascendencia.

8º Ya hemos descubierto “quién es uno, qué es, qué le gusta, qué no le gusta, qué es bueno o malo para uno, hacia dónde va y cuál es su misión -…-, significa desenmascarar la psicopatología”. Ya identificamos las defensas y también encontramos el coraje para renunciar a ellas. Es algo duro porque las defensas se construyen para protegernos de lo desagradable y doloroso; renunciar a ellas no es fácil. El pro es que nos conocemos mucho más y somos portavoces de lo misterioso de nuestro ser que, ahora, con la conciencia despierta y la mente serena, vemos que las defensas surgieron de nuestra sensación de limitados y vulnerables, y ahora somos fuertes y exploradores. Entonces renunciamos a nuestro carácter, ya de por sí, debilitado y nos comprometemos en la actualización permanente de todas las posibilidades, volares y talentos que manifiesta nuestra personalidad. Lo hacemos por la propia alegría y entusiasmo de vivir. Ahora abandonamos las defensas neuróticas, ya no las necesitamos, no se puede navegar por el océano de la vida con amarras asidas al muelle y con el ancla echada. Confiamos en nuestros recursos y sabemos que nos asociaremos para bien muto cuando aparezcan dificultades. Ahora sabemos, asimismo, el sentido y significado de la vida y de la muerte.

Expuestos los ocho modos de alcanzar la auto realización, mi deseo es considerar finalmente una dificultad bastante común hoy por hoy.

A consecuencia de las experiencias y de los procesos auto realizadores de mucha gente, las tradiciones culturales tradicionales se han fusionado con las aportaciones personales. Hay importantes sendas en nuestro mundo que conducen a la auto realización trascendente desde hace siglos y milenios con sus consecuentes actualizaciones históricas, Son las tradiciones espirituales de los pueblos y culturas. Todos ellos, o prácticamente todos ellos se han convertido en religiones. El aspecto funcional y estructural definidos y en proceso de redefinición histórica.
Estas religiones, al institucionalizarse, han potenciado el aspecto estructural, las formas, los contenidos a modo de dogmas, los rituales, los hábitos. Se han organizado en estructuras que contienen y manejan poder. Con ello, la funcionalidad, el para qué fueron creadas, la forma de ofrecer su senda espiritual (modo de auto realización de los correligionarios) ha quedado sustituida por las creencias, los dogmas y los lugares de culto. Su parte mística, esencial y funcional ha quedado reducida a la mínima expresión. Paralelamente, como digo, han aparecido multitud de variantes de prácticas espirituales más o menos desligadas de las religiones oficiales troncales y a consecuencia de la libertad de expresión y religiosa, han devenido en propuestas alternativas. Pero, y esto es importante, algunas de ellas han devenido en sectarias y otras aprovechan esta necesidad para introducirlo como un consumo más. Hay tal inmensidad de propuestas que atrapan la curiosidad de los demandantes, y éstos consumen la información intentando que se confirme; que les asaltan dudas que trata de aclarar con otros autores. La conclusión es que se consume tal información y apenas se hace nada.

 Tratar el tema de Humanismo en relación con la espiritualidad y la religión exige mucho cuidado y sensibilidad; es un terreno muy resbaladizo. Las adscripciones religiosas y espirituales ofrecen respuestas emocionales muy fuertes tanto en su defensa como en su cuestionamiento; hasta el punto de alcanzar el fanatismo y su extrema manifestación en matar o morir.

Viaje místico
Antes he considerado que en las religiones se ha puesto en relevancia el aspecto estructural sobre el funcional; se siguen dogmas y rituales conducidos por un sacerdocio o grupo clerical que se declara canal para la mediación con la divinidad. Y por el otro lado se da el mito que simboliza la senda a la unión o fusión mística con la divinidad; es decir el camino místico, en el cual cada cual debe contactar con la voz divina que le conduzca a la liberación y éxtasis místico. Esta segunda postura, que pone énfasis en la aspiración y actualización del mito en uno mismo, queda enfrentada con la religiosidad de masas que son dirigidas por normas, ritualismos y jerarquía religiosa.


En Occidente, el influjo de la religión estructurada ha ido perdiendo poder en el transcurso de décadas; progresivamente las religiones estructuradas van perdiendo adeptos practicantes. Digamos que, por diversos motivos, las personas se sienten decepcionadas con las tradiciones religiosas y, dentro del laicismo y del agnosticismo, consideran ilusorios los ritos y relatos dogmáticos-míticos de las religiones existentes; quedando convertidos muchas veces en parte del folclore local. Pero el sentimiento de algo trascendente e inalcanzable que dé sentido y origen al mundo sí perdura.


Desde el Humanismo se considera que el compromiso con los valores y meta valores eleva al individuo hacia la auto realización y, cuando ésta deviene en trascendente, entonces estamos en el ámbito de la experiencia espiritual. Hemos transitado a través de varias generaciones en las que se ha producido y se produce lo que podría llamarse un proceso de desacralización que, desde nuestro punto de vista, es un mecanismo más de defensa. Esta defensa de desacralización consiste en la aparición de una desconfianza hacia los valores, tanto de los progenitores como de la sociedad, en los que viven. Consideran que los otros son tontos y que esta estupidez es lo compartido por gran parte de la sociedad. Aborrecen la necedad de los demás por no darse cuenta de la hipocresía en la que viven. Se predica de boca los valores como sinceridad, justicia, equidad, fraternidad, bondad, etc. y luego asisten a que, en la práctica, se hace lo opuesto. Diversas generaciones han participado en ello y están confundidos acerca de la asunción de los propios valores. Como hay desencanto en la validez y aplicación de los valores, simplemente se pierde el respeto a quienes los representan y ejercen formalmente. Como no se cree en la integridad, nadie merece la autoridad moral y ética, y el autoritarismo, asimismo, es condenado; por ello se disipa el respeto a lo que representa la tradición, lo que transmiten de saber los mayores y sus instituciones tanto culturales como políticas. En esta confusión y duda la gente aprende a disociar el contenido humano (valorativo) de lo objetual (personas físicas); en el sentido práctico se queda la percepción objetual (ser objeto de…).

Veamos como un ejemplo demostrativo la percepción de la sexualidad actual; además de ser un producto de consumo, es una práctica, como una ejercitación, con poco o nada de proyección valorativa del ser (para much@s no es hacer el amor, sino simplemente joder), perdiendo sus cualidades poéticas ello significa que ha perdido prácticamente todo. No se contempla que la persona es un posible ser en devenir y portador de valores, ni tan solo simbólicos. Importa lo inmediato, lo objetual palpable. Así se hace necesario afinar y refinar las normativas, porque no hay autoridad éticamente válida para interpretar la justicia y la libertad entre otros valores. Sólo cabe un pormenizado detalle que asegura el control y la aplicación de aquello que, en su momento, acordamos como definición de normalidad.

La palabra sagrado hace referencia a valores elevados incuestionables y, en este sentido, el término desacralizado es plenamente apropiado y está fuertemente asentado en la cultura. Esta desacralización es un mecanismo defensivo más, muy común hoy por hoy que nos entorpece o impide la auto realización; es decir, el asumir nuestra propia humanidad. Y se hace necesaria una resacralización, entendiendo por ello que todo cuanto somos y nos rodea, incluyendo el mundo y el universo, es algo sagrado; algo imbuido de un sentido eterno y simbólico. Digamos que las partes constituyentes del universo dejan de ser un simple objeto y pasan a escribirse en mayúscula. La Verdad, Justicia, Libertad, etc.; la Infancia, la Ancianidad, el Hombre, la Mujer, la Vida, la Tierra (que en este contexto se llama Gaia)…, y así con todo. Aunque muchos tilden a todo esto como moralismo rancio o incluso infantil. Los positivistas lógicos podrán decir que carece de significado, pero para quien se auto realiza tiene pleno poder y significado y adquiere, al tiempo que ofrece, sentido a la existencia propia y del mundo.

El conocimiento espiritual, el abrir la consciencia al ser, el acercarse a la iluminación personal y el auto realizarse trascendentemente, es sólo eso, dejar fluir la propia autenticidad y superar los grilletes defensivos del carácter. Así, como un río que fluye hacia el mar en un cauce a lo largo del Valle de la Vida, sin obstáculos, de forma natural.

A este planteamiento que semeja utópico se le opone una objeción. Aún en condiciones favorables, en un estado de salud psicológica favorable, hay quienes no adoptan este proceso. Pareciera que deliberadamente efectúan otras elecciones que les distancia y aleja de este proceso, No a causa de  patologías, reitero. ¿Qué les ocurre a estas personas que, disponiendo de recursos personales, no se ajustan al sentido existencial de realizarse? La respuesta es que podrían perseguir otro fin, otra meta. Esto plantea una tremenda dificultad. ¿Puede darse una o diversas tendencias de tipo instintoide junto o en oposición al proceso de auto realización? Esto sería como dar por válido el instinto de muerte freudiano; y W. Reich demostró fehacientemente que como tal no existía, sino como una forma de defensa caracterial. ¿Entonces qué pasa? Otra observación es que hoy en día las personas que logran una alta auto realización son aún bastante escasas. Las que existen comprometidas en meta valores del Ser son excepcionales; estando la población, en su mayoría, en pugna por alcanzarlas y resistirse a ellas en diverso grado. ¿Algo instintivo e instintoide va mal? De otro modo no puede explicarse. Es como si se superpusieran dos propósitos existenciales y ambos no coincidieran en algunos puntos. Desde el punto de vista ontológico aparece un serio problema. ¿Cómo puede haber un doble programa existencial y con aspectos divergentes entre ambos? ¿Sería una consciencia receptora de información que puede manifestarse simultáneamente en subconsciencia y conciencia objetiva? ¿No sería esto un rasgo, cuanto menos, esquizoide? Pero caracterialmente no aparecen rasgos patológicos de este tipo, y esto se da de forma espontánea incluso en personas con un nivel de auto realización avanzado. El análisis de la información que manifiestan cuando acceden a estados de consciencia no ordinarios nos causan estupor. Memorias ancestrales, otras personalidades vividas en otros lugares y tiempos, con decisiones tomadas que influyen en la personalidad del paciente. Dentro de la psicología transpersonal, no sólo se acepta la coexistencia con otras formas sutiles de manifestación dimensional, sino que fuera de nuestro tiempo lineal, hay un espacio-tiempo no tridimensional y con otra forma de existencia vibratoria; eso que se llama, en algunas tradiciones religiosas y espirituales, cuerpos sutiles o dobles energéticos. Esas manifestaciones vibratorias se dan en marcos multidimensionales. Como sugiere Jacobo Grinberg cuando nos explica que cuanta mayor sintergia manifieste un campo energético, más próximo está al Campo Cuántico, albergando múltiples dimensiones e influyendo en el aspecto temporal. Sólo el tiempo entendido como un antes, ahora y después, es decir, lineal se da en el Universo tridimensional; fuera de él, el tiempo, si se da, tiene que ser muy diferente.

Hay tradiciones espirituales-religiosas que nos hablan de estos cuerpos superpuestos en diversos grados dimensionales y, asimismo, ubicada en una elevada dimensión, se da una superconsciencia que se nutre y crece con las experiencias que genera en múltiples creaciones, que denominan encarnaciones. La objeción de la ciencia oficial es que esto no es demostrable experimentalmente, por ello, falso; pero, por otro lado, la magnitud de informes de recuerdos y regresiones a las mismas es tan enorme que se hace incuestionable; tanto en personas muy sanas como otras no tanto; los auto realizados cuentan, en su gran mayoría, con diversos recuerdos de diversas. Esta información se encuentra en ese océano de consciencia transpersonal que reside en el subconsciente, aunque se le llame para diferenciarlo “super-consciencia”. El progreso de las prácticas de producir estados elevados de consciencia a través de diversos medios (neurofedback, meditación, sustancias que alteran la consciencia, respiración holotrópica y especialmente la hipnosis), lo hacen accesible.

En los estudios de antropología transcultural, hay una variada utilización de recursos tanto personales en el proceso de manejo específico de la consciencia (canto, música, baile, ritos, etc.), como por medio sustancias que alteran la consciencia como son el psilocibe o amanita, la llamada ayahuasca, o los cactus pellote y San Pedro; así como otras plantas como el estramonio y la datura. Pero el más eficiente y operativo recurso utilizado en nuestra civilización occidental es el de la moderna hipnosis, aplicada a la hipnoterapia en su aspecto regresivo. Siempre se ha utilizado la hipnosis para adentrarse y explorar la complejidad del inconsciente, incluso Freud, creador de la madre de la psicoterapia analítica, el psicoanálisis, fue en su origen iniciado en la práctica de la hipnosis. Dentro de la variedad de estilos de hipnosis actuales, ha destacado, por su poder mediático, la obra de Brian Weiss, psiquiatra hipnólogo con sus trabajos mediante hipnosis regresiva a otras existencias y asimismo, el no tan conocido Michael Newton, que ha desarrollado un paso más en la hipnoterapia y permite acceder bajo hipnosis profunda a lo que denomina superconsciencia y, en ella, no sólo se accede a los recuerdos de encarnaciones pretéritas, sino de los recuerdos que aparecen en el periodo entre vidas, en un universo multidimensional.

Todas estas fuentes de información y de vivenciación no cuentan, hoy por hoy, con evidencias científicamente experimentales; a no ser las que en su tiempo logró Jacobo Grinberg. La mayor parte de la información procede de los testimonios personales de muchas personas, nada sospechosas de patologías, con un alto grado de coherencia e integridad, pero evidentemente con esa subjetividad que cualquier persona tiene.

Salvo quienes, obstinadamente y descontando las evidencias, se resisten a considerarlo posible; este conocimiento dado, que Maslow llama “por amor”, nos presenta que se da una superposición dimensional ontológica. Hay una consciencia ontológica multidimensional en proceso de crecimiento y evolución que se anexa a la que aparece en su manifestación cíclica en el Universo tridimensional. Vendría a ser algo semejante al concepto de alma y organismo animado, donde el alma está vinculada al ámbito incorpóreo espiritual y el organismo al corpóreo. La intersección ambas realidades de energía-consciencia produce verdaderos problemas explicativos en ámbitos teológico-espirituales, filosóficos, antropológicos y psicológicos. ¿Cómo se explica esta asociación? ¿El cuerpo-organismo es un objeto o mecanismo del alma? ¿Es un tipo de relación simbiótica? La respuesta más factible que he considerado es la inspirada por la obra de Jacobo Grinberg. Se trata de dos campos energéticos vitales. Uno tridimensional con todas sus características, habilidades, potencialidades y limitaciones, que establece una conexión armónica y resonante con otro campo energético multidimensional, que se manifiesta y actúa conforme a su propia naturaleza. Y en esta conexión armónica resonante se produce un patrón de interferencia, que los conecta a ambos creando un puente de conexión entre las dos estancias evolucionantes. Mutuamente se influyen y crecen, y cuando lo tridimensional concluye su ciclo vital, esa información vivencial queda recogida por la parte multidimensional, que es en sí un superconductor (Jacobo Grinberg). Así se explicaría el que un organismo humano quede mediatizado por demandas ontológicas que influyen o alteran su sentido existencial de auto realización; ese patrón de interferencia que también es un campo energético constituye el Ser, y la relación del Ser con el Yo genera un paso intermedio o tipo de membrana que denominamos Self. La fenomenología y funcionalismo de este ser multidimensional, hoy por hoy, nos resulta altamente desconocido; pero la buena noticia es que disponemos de medios de alcanzarlo y comunicarnos con él.


Dicho esto, podemos comprender la razón transpersonal que hace que, siendo personas psicológicamente sanas, no se sienten motivados o se sienten altamente motivados hacia la auto realización sea o no trascendente. El estado de maduración del Ser multidimensional propondrá mediante su interacción con el ser tridimensional sus expectativas ontológicas. Ya sea un ser multidimensional joven, maduro o de larga y anciana existencia. Si aceptamos las palabras de Michael Newton, la “almas viejas” como él las denomina son escasas en comparación a la gran mayoría compuesta por jóvenes y en diverso grado de crecimiento-maduración. Ya en un escrito anterior consideré el problema dualista que no logra superar la visión antropológica de Michael Newton.

Nada hay enteramente determinado ni en el universo tridimensional, ni en el multidimensional; y ambos se influencian en su relación dialéctica en cada ser humano haciéndose presente en el aquí y ahora, y con el grado de contacto con sus estados de consciencia no ordinarios.

Cuando estamos hablando de auto realización y de plena humanidad, nos referimos al contexto tridimensional con su personalidad, con todos sus componentes; y si este ser humano se auto realiza consecuentemente aportará a su campo multidimensional lo mejor de sí para su proceso de crecimiento y desarrollo en la otra dimensión.

En asociación a esta temática aparece irremediablemente la idea de la ley del Karma. Desde el punto de vista religioso, el karma es una especie de energía psíquica ligada a causas puras o impuras que ocasionan evolución u obstáculos a la misma en la propia existencia y en las sucesivas. Toda elección y acción genera un Karma y éste puede ser favorable o no. El desfavorable tiene que purgarse o se arrastra por vidas hasta que se purifica.
Desde el punto de vista transpersonal y teniendo en cuenta los testimonios de VEV (Vida entre Vidas), vemos que el Karma no es un castigo, sino un reto o desafío que asume la entidad (o ser) multidimensional para satisfacer su propio crecimiento; y no le resulta una imposición, sino una deliberada decisión de aprendizaje.
Consecuentemente las expectativas del aspecto multidimensional tendrán su patrón de influencia, pero la personalidad tridimensional cuenta con la libertad de auto realizarse conforme a su propio  propósito existencial.


Todo esto último puede sonar a algunos algo esotérico, pero clínicamente se puede aportar gran cantidad de información testimonial de su veracidad. No se trata de creencias, sino de registros grabados de sesiones de hipnoterapia a lo largo de muchos años y muchos profesionales hipnoterapeutas.





Ernesto Cabeza Salamó



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